Después de un copioso desayuno en el hotel (muy recomendable, por cierto), salimos a pasear por la ciudad y nos la encontramos llena de tenderetes diversos, chiringuitos de malabaristas y artistas callejeros, etc, resulta que es la feria Dominicana, la gran atracción del verano, en teoría debería ser durante las dos primeras semanas de agosto pero este año se ha adelantado un poco, supongo que el magnífico tiempo que estamos teniendo les ha animado a ello. Esto le da un punto muy pintoresco a la ciudad.
Pasamos la mañana callejeando y después de comer unas salchichas en uno de los tenderetes de la feria cogemos un tranvía, para el cual compramos los billetes en un quiosco de periódicos, que nos lleva hasta Oliwa, a unos 8km del centro. Allí, lo primero que vamos a ver es su catedral, la cual impresiona por su estrecha fachada barraca encajonada entre dos torres góticas, es la iglesia más larga y estrecha de toda Polonia, su interior produce la sensación de un largo pasillo. La catedral formaba parte de una abadía de la que quedan el palacio de los abades, hoy convertido en museo de Arte Moderno (abierto de martes a domingo de 09.00h a 15.00h) y el antiguo parque del palacio, diseñado a modo de jardín francés cuenta con numerosas especies exóticas y un montón de fuentes y lagos.
Regresamos al centro donde aún sigue la animación de la feria y nos acercamos a los muelles donde también hay bastante animación. Cenamos en un restaurante casi al final del paseo de los muelles llamado Pod Żurawien, el cual parece una taberna tradicional con mesas y pequeñas banquetas de madera y unas bonitas vistas a los muelles. Estamos en Gdańsk así que, tenemos que cenar pescado.
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