Tomamos nuestro último desayuno en el hotel Metropol, excelente, por cierto, y después de pagar y dejar el hotel nos dirigimos a la estación de tren Warszawa Centralna , la cual teníamos muy cerquita, para coger un tren que nos llevaría a Cracovia, en unas tres horas y media. Los billetes los habíamos comprado previamente por Internet en la web intercity.pl. Llegamos a Cracovia a mediodía, a la estación central de ferrocarril o Kraków Glówny, la cual se encuentra en el umbral del casco antiguo. Desde allí cogimos un tranvía, (esta vez pudimos comprar los billetes en una máquina con indicaciones en inglés, ¡muchísimo más fácil pero se pierde emoción!) que nos dejó en la puerta de los Bluebells Apartments, donde habíamos reservado un apartamento a través de booking.com, muy bien de precio y relativamente cerca del casco histórico y centro de la ciudad. Una vez instalados nos fuimos a comer algo, tuvimos la suerte de encontrar otro bar mleczny enseguida, en la calle Josefa Dietla, pero no recuerdo el nombre.
Después de la comida encaminamos nuestros pasos hacia el Kazimierz, (podéis ampliar información sobre este distrito en su web), el cual estaba a tan sólo un paseo de nuestro apartamento, al sur del casco viejo. Este barrio fue, hasta la Segunda Guerra Mundial, el centro de la cultura judía polaca, junto con Varsovia. Sin embargo, la visita a este barrio nos dejó una impresión de abandono y dejadez, de hecho, durante la época soviética, este barrio permaneció completamente en el olvido, hasta que, en los años 90, Spielberg lo hizo famoso con a su película La lista de Schindler, gracias a la cual se reavivó el interés por el patrimonio histórico del Kazimierz y surgieron proyectos para rehabilitarlo pero aún falta bastante para subsanar el deterioro del mismo. Paseando por las calles Józefa y Szeroka vamos descubriendo una serie de casas y sinagogas que recuerdan tiempos mejores.
Ya que estamos aquí, aprovechamos para dar una vuelta por la zona cristiana del Kazimierz, cuyo centro es la plaza Wolnica, donde vemos un bonito edificio renacentista que albergó el ayuntamiento en la época en que Kazimierz era una ciudad independiente y frente a él la iglesia del Santísimo Cuerpo de Cristo, de bello interior barroco y muy cerca está también la iglesia de Santa Catalina, basílica gótica en la que destaca su pórtico sur ya que el resto está bastante deteriorado. Seguimos caminando hacia el río Vístula hasta llegar al convento e iglesia de los Paulinos, de estilo gótico, donde, según la leyenda, fue decapitado, en el siglo XI, San Estanislao, patrón de Polonia, de manos de un monarca polaco. Como dato curioso del templo es que en su interior, en un altar se conserva el tronco de árbol que se supone sirvió para la decapitación del santo.
Un paseo por la orilla del Vístula completará nuestra día, para desde allí volver nuestros pasos al centro del barrio judío, a la calle Szeroka, para cenar en el restaurante Ariel, que sirvió de cuartel general a Spielberg durante el rodaje de La lista de Schindler, es un local muy acogedor, cuya decoración nos hace creer que hemos viajado en el tiempo a la época pre-nazi. Su cocina también resulta interesante, es de inspiración judía pero sin llegar a ser kosher. Aquí probamos la carpa rellena, ¡umm!, deliciosa y de postre, sernik, un riquísimo pastel de queso fresco.
Por cierto, una web muy buena de información sobre esta ciudad es: www.krakow.pl
Por cierto, una web muy buena de información sobre esta ciudad es: www.krakow.pl
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