Ciudades visitadas

domingo, 3 de enero de 2010

28/ Julio/ 2008 - Último día en Cracovia


Tras dejar el apartamento y llevar nuestras maletas a la consigna de la estación central de tren, hoy si que vamos a visitar el castillo de Wawel.  Situado sobre una colina, al sur de la Stare Miasto, fue durante cinco siglos el centro político y administrativo del país. Accedemos al recinto y empezamos por la catedral, para la cual hay que comprar entrada en las taquillas de la entrada, abierta todos los días de 09:00h a 15:00h., excepto los domingos que abre al público después de la misa. Fue reconstruida tres veces antes de adoptar su actual forma gótica del siglo XIV a la que se fueron añadiendo capillas y mausoleos renacentistas y barrocos que le añaden un encanto especial. Se puede subir desde la sacristía a la torre de la capital para ver no sólo sus campanas sino una bonita vista de la ciudad.


Tras la catedral, vamos a ver el castillo, el cual, contemplado desde su interior aparece como un magnífico palacio italiano del Renacimiento. A este patio se puede acceder de manera gratuita pero para ver las estancias reales hay que sacar entrada (abierto todos los días excepto los lunes de 09.00h a 16.30h.). El castillo, tras el traslado de la corte a Varsovia en el siglo XVII, fue víctima del pillaje y saqueo, cayendo en manos austriacas hasta que los polacos volvieron a comprarlo en 1903. Tuvo que ser restaurado, lo que fue interrumpido por la guerra, tras la cual pudo recuperar su gloria de antaño.  En las estancias reales, las salas del ala norte fueron restauradas en estilo barroco, mientras que las del ala este conservan su puro estilo renacentista. En la sala sur destaca la sala de audiencias, con frisos de Hans Durero (hermano del famoso Alberto), pero en general, en todas las estancias hay gran cantidad de tesoros artísticos, como la colección de tapices de Flandes del rey Segismundo Augusto. En la planta baja de la esquina noreste del castillo se encuentra el Tesoro de la Corona, del que ya  sólo quedan piezas menores, tras los sucesivos pillajes. Saliendo ya del castillo, vamos a ver el Wawel perdido, lo que antes eran las cocinas reales y que ahora alberga una exposición con los hallazgos arqueológicos del lugar, así como diversas maquetas de los edificios desparecidos.

Cruzamos el jardín, en el que se puede observar los cimientos de dos iglesias góticas que fueron destruidas, hasta llegar a la gruta del Dragón, situada en el paseo de las murallas que da al Vístula y desde donde se puede disfrutar de unas bonitas vistas.


Viendo el castillo de Wawel se nos ha pasado la mañana y ha llegado la hora de comer, bajamos la colina y vamos hacia la calle Grodzka, donde teníamos fichado el Temida, creo que el más bonito de todos los bares mleczny que estuvimos, situado en una estancia abovedada iluminada por grandes ventanales y con una amplia selección de platos distintos expuestos, todos con una pinta de lo más apetitosa que te hace difícil la elección.


Tras la comida, volvemos a callejear por la Stare Miasto y no podemos evitar caer en la tentación de comprar la típica turistada en el mercado de Paños, para acabar paseando por la orilla del Vístula, convertida en un agradable parque, hasta que llega la hora de volver a la estación central para coger el tren que nos lleve a Gdańsk.

Cogemos el tren por la noche, cuyos  billetes habíamos sacado previamente en España a través de Internet, intercity.pl, el trayecto dura toda la noche por lo que cogimos unas literas, de esta manera, aprovechamos mejor el tiempo y nos ahorramos una noche de hotel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario